
"Crónica de una lluvia anunciada"
Sobre las 20 horas quedamos en las gasolinera que hay en la entrada del bonito pueblo de Aznalcollar, previamente otro subgrupo habíamos acordado reunirnos en Puerta Triana para recoger a compañeros y futuros compañeros de observación que no sabían llegar al lugar al lugar de observación. Una vez reunidos todos en la mencionada gasolinera procederíamos a tomar la ruta al lugar designado.
Al llegar tras un medio zigzagueo de curvas serreniles, nos topamos con una simpática familia que había llegado al lugar de observación con las indicaciones que aparecían en este blog.
Al bajar de los vehículos, un sentimiento de frustación nos alberga tras contemplar una Luna muy cerquita de iluminar su disco por completo.Pero de repente una voz...huyyy..donde? - otra voz- otra más hacia el sur, y así el cielo nocturno se apartó al efecto de nuestras excitadas voces.
Estábamos entrando en la franja horaria previsto, para las 22 h, y de pronto, un potente bólido anunció tan esperado disfrute. El cielo parecía una fiesta de fuegos artificiales en algunos momentos, una hacia el sur, otra hacia el oeste, otra hacia..tres al unísono en distintas direcciones, un espectáculo sin anuncios publicitarios para todos los públicos.
Unas eran llamativas, otras ténues, otras rápidas ...
Tras cerca de una hora de "uffff".."ohhh"..."qué chula"..se hizo una paradita pero sin apartar mucho los ojos de los cielos, para consumir y compartir los aperitivos que llevábamos.
Mientras las cámaras instaladas con sus respectivos trípodes intentaban captar algo de lo que en el cielo estaba ocurriendo, cosa difícil ya que ne pocas fotografías se puede apreciar algo.
Sobre las 23:30, la actividad decayó drásticamente, lo que hizo que algunos de los asistentes con niños, recogiesen sus enseres para irse devuelta a sus hogares.
Aquí al narrador de la crónica le faltó que le echasen los perros para que se marchase, pues aunque la Luna hacía de las suyas, la noche estaba excenta de humedades y frialdades.Y el mero hecho de mirar las estrellas tumbado en la hamaca y en tan grata compañía hacía triste la marcha, hecho que tuvo lugar entrada las 12:30, hora en la que los más rezagados hicimos el regreso a nuestros hogares.
José Manuel Gámiz


Imagen - Belén Villalobos
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