BIENVENIDO

Aquí expresamos nuestras opiniones, reflejamos nuestros trabajos, nos hacemos eco de los de otros y procuramos mantenernos al día en nuestra afición (algo más para alguno de nosotros).

Esperamos que el contenido de este sitio te sea de ayuda o por lo menos fomente la afición a la Astronomía en ti. Para conocer más sobre Albireo puedes participar en nuestra lista de correo , seguirnos en Twitter (somos @AAlbireo) o consultar nuestra página web.

También nos puedes encontrar en nuestra sede oficial: El Parque del Alamillo.




9/5/12

El calentamiento de marea encoje la zona de goldilocks


Aparecido en Nature News

Un factor pasado por alto sugiere un número menor de planetas habitables de lo que se pensaba.


Un efecto de calentamiento previamente poco considerado podrían reducir las estimaciones de la zona habitable de la más numerosa clase de estrellas de la Vía Láctea -M o enanas rojas- a la mitad, dice Rory Barnes, un astrobiólogo de la Universidad de Washington en Seattle. El factor -calentamiento gravitacional a través de mareas gravitatorias- sugiere un zoológico de planetas antes no soñados, en los cuales el calentamiento de marea es la mayor fuente de calor interno. Barnes presentó el trabajo en el encuentro de la Division on Dynamical de la Amerian Astronomical Society en Timberline Lodge, Oregon.

La zona habitable es la región orbital lo suficientemente próxima a una estrella para que un planeta tenga agua líquida, pero no tan cerca como para que todo el agua se evapore. Para nuestro sol, la zona se extiende aproximadamente desde el borde más interno de la órbita de Marte hasta el borde más externo de la órbita de Venus. Para estrellas más pequeñas y frías, como las enanas de tipo M, la zona puede ser considerablemente más próxima a la estrella que la órbita de Mercurio. Y debido a que los planetas cercanos son más fáciles de divisar que los más distantes, ese tipo de estrellas han sido el principal objetivo para los cazadores de planetas que buscan mundos tipo Tierra.

Hay solo un problema en encontrar planetas habitables alrededor de esas estrellas, dice Barnes. Debido a que las fuerzas de marea varían dramáticamente con la distancia entre un planeta y su estrella, las órbitas más cercanas también experimentan unas fuerzas de marea mucho mayores.

Ya que los planetas no tienen órbitas perfectamente circulares, estas fuerzas de marea causan que los planetas se tensionen o relajen cada vez que se mueven más cerca o más lejos de su estrella; amasando su interior par producir cantidades masivas de calor por fricción. Un calor considerable se puede producir, añade Barnes, incluso con someras desviaciones de una órbita circular. Y, apunta Barnes, otros factores -como el ritmo de rotación de los planetas y la inclinación de sus ejes- también pueden influir en la producción de calor.

Un proceso de marea similar hace que la luna Io de Júpiter sea el cuerpo más volcánico del sistema solar. "Estoy escalando el sistema Io-Júpiter en un factor superior a 1000 en masa", dijo Barnes en el encuentro. "Es el mismo proceso en asteroides".

Efectos calientes

Barnes añade que este proceso también puede cambiar la órbita del planeta, haciéndola más circular. Esto reduciría la cantidad de calor que se generaría. Pero incluso si un planeta girara en una órbita casi circular, dice Barnes, sus cálculos muestran que fácilmente podría tener ya suficiente calentamiento interior como para perder toda su agua en el espacio. "Planetas terrestres pueden estar permanentemente esterilizados", dijo.

Ese tipo de planetas podrían también girar en lo que se piensa puede ser la zona habitable, según los cazadores de exoplanetas como los mundos tipo Tierra. "Suena como lo que estábamos buscando" dijo. "Pero, ¿es un gemelo de la Tierra, o un Venus de "zona habitable"?.

Para las enanas rojas más pequeñas, Barnes añade, que el calentamiento de marea podría reducir la zona habitable en aproximadamente el 50% de las actuales estimaciones, pero soles más brillantes tienen  zonas habitables más allá, donde ya no es un factor importante. "A un curato de la masa solar, el efecto desaparece" dice Barnes.

Pero incluso para planetas no "esterilizados" por este proceso, puede haber efectos más importantes. "Esta es una fuente de energía que no existe en la Tierra", dice.

Si el efecto es fuerte, podría producir un planeta del tamaño de Io. O, si el planeta, por otro lado, se congelase, el calentamiento de marea podría mantener un océano líquido por debajo de la capa de hielo, como una versión de un planeta del tamaño de la luna de Júpiter, Europa, la cual tiene un océano por debajo de la gruesa capa de hielo, que se mantiene líquido por el calor de marea.

"Nadie ha trabajado seriamente en esto antes", dice Douglas Hamilton, un astrónomo de la Universidad de Meryland en College Park.

El siguiente paso, añade Sylvio Ferraz Mello, un astrónomo de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, es mirar las consecuencias geológicas de los comparativamente más amortiguados calentamientos de marea en otros mundos tipo Tierra -un factor que podría tener desconocidas, pero posiblemente mayores ramificaciones para la tectónica de placas.

Hamilton avisa, sin embargo, que estos hallazgos son todavía teóricos. E incluso si hay formas de determinar si un planeta terrestre orbitando en la zona habitable de una estrella tipo M es un gemelo de la Tierra o un Venus sometido a mareas, añade, "esto está mucho más allá de las misiones (telescopios espaciales) que se tiene sobre el tablero".

7/5/12

Descubren un cúmulo estelar masivo cercano a la Tierra


Aparecido en IAC

Masgomas-1 es un cúmulo masivo de estrellas jóvenes hallado en el brazo Escudo-Centauro de la Vía Láctea, a unos 11.500 años luz.

En la actualidad sólo se conocen poco más de una decena de cúmulos masivos en la Vía Láctea, del centenar que se calcula que existen.

Estos cúmulos masivos revelan la actividad de formación estelar de las galaxias y son excelentes para estudiar la estructura y los procesos de la nuestra. 

Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), la Universidad de La Laguna (ULL) y el Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (CEFCA) han descubierto un cúmulo estelar masivo cercano a la Tierra. El nuevo cúmulo, llamado Masgomas-1, tiene unas 20.000 masas solares, el doble de la masa de Trumpler 14, el cúmulo de estrellas conocido más próximo a nuestro planeta. En la Vía Láctea solo se conocen en la actualidad una decena de estos cúmulos masivos (de más de 10.000 masas solares), del centenar que se calcula que existen. Son ellos los que marcan el ritmo de la actividad de formación estelar y resultan perfectos para estudiar la estructura y los procesos que tienen lugar en nuestra galaxia.

Masgomas-1 es un cúmulo masivo abierto que contiene más de 60 estrellas jóvenes y masivas  que se mantienen juntas por la fuerza de la gravedad. Se ubica en la Vía Láctea a 11.500 años luz de la Tierra, en dirección al centro galáctico, en el brazo de Escudo-Centauro (Scutum-Centarus) y algo alejado de la base que une ese brazo con la barra de la galaxia.

Los cúmulos estelares son grupos de estrellas que se formaron en una misma época a partir de la misma nube molecular de gas y polvo. Los cúmulos abiertos, como el recién descubierto, contienen menos estrellas y más jóvenes, son menos densos que el otro tipo de cúmulos existentes, los globulares, con mayor densidad y cientos de miles de estrellas viejas (evolucionadas). Un cúmulo estelar abierto que se puede observar a simple vista desde la Tierra son las Pléyades, en la constelación de Tauro.

Hasta hace poco tiempo, se suponía que nuestra galaxia, la Vía Láctea, estaba formando estrellas a un ritmo más lento del que le correspondía por su tamaño y características. Era, en términos de formación estelar, “una galaxia perezosa”, cuenta el astrofísico del IAC Artemio Herrero.

Esta situación comenzó a cambiar a mediados de los años noventa, cuando empezaron a proliferar los datos tomados en el espectro infrarrojo. “La luz infrarroja es capaz de atravesar las nubes de polvo que oscurecen el plano de nuestra galaxia, donde se concentra la formación de nuevas estrellas. Esta formación se revela por medio de las estrellas más masivas, que viven poco, y marcan por tanto el lugar donde las estrellas se han formado recientemente, o se están formando aún”, explica Herrero.

El descubrimiento de Masgomas-1 se ha realizado gracias a las observaciones con el espectrógrafo infrarrojo LIRIS, instalado en el telescopio William Herschel del Observatorio del Roque de los Muchachos del IAC, en La Palma. Este descubrimiento es parte de un programa de búsqueda sistemática de cúmulos masivos, desarrollado por un equipo de astrofísicos del IAC y del CEFCA.

Las conclusiones del trabajo han sido publicadas en el número de mayo de la revista Astronomy& Astrophysics. Forman parte del  la tesis doctoral que realiza en la ULL Sebastián Ramírez Alegría, dirigida por Herrero, que además de investigador del IAC es catedrático de la ULL, y Antonio Marín-Franch, investigador del CEFCA.

Nuestra galaxia, una 'máquina' de formar estrellas

Los datos infrarrojos de los últimos años han permitido descubrir nuevos cúmulos de estrellas jóvenes e indican que la Vía Láctea es en realidad una máquina muy eficiente de formar nuevas estrellas. Según describe Ramírez Alegría, astrofísico del IAC, “es la nuestra una galaxia vigorosa y llena de actividad”.

No se sabrá qué nivel de actividad tiene la Vía Láctea hasta que no se tenga una idea completa de cuantos cúmulos contiene. Los cúmulos pueden adoptar cualquier tamaño, pero son los cúmulos de mayor masa los que marcan la actividad de formación estelar. Hay un consenso implícito, pero generalizado, de considerar un cúmulo estelar como muy masivo cuando la masa conjunta de sus estrellas excede las 10.000 masas solares.

Pese a ser objetos muy masivos, apenas se conocen más de una decena de estos cúmulos en la Vía Láctea, del centenar que se espera que exista si comparamos la nuestra con otras galaxias espirales. Por este motivo, Ramírez Alegría afirma: “El descubrimiento de este cúmulo masivo por parte de nuestro grupo es un aporte importante para el censo de cúmulos masivos y le da un fuerte espaldarazo a nuestro método de búsqueda”. 

El método de búsqueda del equipo del IAC utiliza catálogos estelares en el infrarrojo (como los catálogos 2MASS o UKIDSS) para buscar agrupaciones de estrellas (sobredensidades) en determinadas porciones del cielo. “En lugar de hacer la búsqueda  usando todas las estrellas del catálogo, primero filtramos la fotometría para quedarnos con estrellas que podrían ser de tipo espectral OB, es decir, estrellas masivas, y después buscamos agrupaciones. Así, encontramos grupos de candidatas a estrellas masivas que, con el resto de las estrellas que las rodean, constituyen el candidato a cúmulo”, detalla el astrofísico.

3/5/12

La estrella polar pierde masa...pero segirá brillando


La Estrella del Norte, la Estrella Polar, la Estrella Guía... Sus nombres reflejan los siglos que los seres humanos la han buscado mirando hacia el norte para orientarse. Debido a que el Polo Norte de la Tierra se alinea con la posición de Polaris en el cielo, la estrella parece inmóvil, proporcionando un faro para los navegantes y aventureros. 
 
   Pero esta estrella está lejos de ser un cuerpo inmóvil. De hecho, Polaris es un tipo específico de estrella conocida como una Cefeida variable, que late, varía en tamaño y luminosidad en un período de días y, de acuerdo con observaciones más recientes, también expulsa grandes cantidades de masa en el espacio. 

   Ahora, la combinación de 170 años de datos de observación sobre las tasas de pulsación de Polaris con modelos de última generación sobre evolución estelar, un equipo de científicos sugiere que la estrella polar está perdiendo masa a un ritmo significativo. Pero esto no significa que la estrella polar desaparecerá del cielo nocturno en cualquier momento.

   Cuando en la segunda mitad del siglo XIX se sospechó por primera vez que Polaris era una estrella variable, su periodo de pulsación era más corto de lo que es hoy en día. Cada año, el tiempo transcurrido entre pulsos se ha prolongado un promedio de ocho segundos, y es este cambio en el período el que ha llevado a pensar a Hilding Neilson, del Instituto de Astronomía Argelander de la Universidad de Bonn en Alemania y sus colegas en la relación inherente entre la tasa de período de cambio y la pérdida de masa.

   "La pregunta es, "¿qué lleva a una mayor pérdida de masa [en las Cefeidas variables]?", Dice Neilson. "Hay ideas de que la pulsación de las cefeidas genera ondas en el interior y que estas ondas se mueven hacia el exterior, convirtiéndose en choques. Y esos choques ayudan a impulsar una mayor pérdida de masa. "

   Aunque se desconoce si este proceso tiene lugar en Polaris, Neilson y sus colegas han medido la tasa de pérdida de masa. Polaris ha sido objeto de estudio durante muchos años, por lo que sus parámetros, tales como la distancia desde la Tierra, radio de la estrella y la temperatura, se mueven dentro de un pequeño porcentaje de error, dice Neilson.

   Neilson y sus colegas tomaron estos parámetros, junto con muchos otros, en modelos computarizados para predecir la tasa de cambio en las pulsaciones periódicas de Polaris. Cuando compararon sus tasas con las de las observaciones en los últimos 170 años, se encontró una discrepancia. Básicamente, la teoría no estaba de acuerdo con las observaciones.

   Sin embargo, cuando los investigadores ajustaron la tasa de pérdida de masa de Polaris, descubrieron que podían solucionar la discrepancia. Si la estrella polar expulsaba masa en una proporción similar a la de la Tierra cada año (del orden de 10^-6 masas solares al año), entonces las predicciones de la tasa de cambio en el periodo se aproximaban mucho a los datos observados, informa el equipo en la revista Astrophysical Journal Letters.